jueves, 9 de julio de 2009

Estudio revela que la contaminación reduce el peso de los recién nacidos



Investigación elaborada en la Universidad de Yale con datos chilenos comprobó que la polución ambiental durante el tercer trimestre de gestación disminuye en forma importante el peso del recién nacido.
por Andrea Buccioni L. - 08/07/2009 - 08:53

El efecto es claro: cuando el último trimestre de gestación de los bebés ocurre en un mes contaminado, éstos nacen más delgados. Esa fue la conclusión a la que llegó una investigación de la Universidad de Yale realizada con datos de Chile.

El estudio utilizó datos de los niveles de contaminación de Santiago -una de las ciudades más contaminadas de Latinoamérica-, de la Seremi de Salud y la Conama, entre los años 2002 y 2005, y los datos oficiales de los pesos de los recién nacidos.

Los investigadores se basaron en la cantidad de lluvia caída durante ese mismo período, para así conocer con mayor precisión el efecto de la contaminación sobre el peso del feto.

Controlando otros factores que podrían afectar la nutrición del niño, como la comuna y educación de la madre, descubrieron que al aumentar 17 puntos el PM10 -material particulado respirable- durante el último trimestre de embarazo, el bebé pesaba 125 gramos menos al nacer.

ESTUDIOS INTERNACIONALES
Los estudios epidemiológicos consideran "el último trimestre como el período más importante en el desarrollo fetal del bebé", explican los autores en su trabajo. Si bien está poco tratado aún, estudios anteriores han demostrado el mismo efecto. En la Universidad de Medicina y Odontología de Nueva Jersey se estudiaron 336.000 nacimientos entre 1999 y 2003. Concluyeron que un alto nivel de contaminación durante el primer y tercer trimestre de embarazo aumenta las probabilidades de dar a luz un niño de bajo peso.

La explicación apunta a que la contaminación afectaría la oxigenación del bebé. Un estudio en ratones de la Universidad de Sao Paulo demostró que la contaminación altera la estructura de la placenta. Los canales que llevan la sangre materna se estrechan y el tejido a través del cual se produce el intercambio de oxígeno y nutrientes se adelgaza. "Esto provoca menos desarrollo de todos sus órganos", explica Jorge Catalán, jefe de la unidad de neonatología del Hospital Clínico de la U. de Chile.

CONSECUENCIAS DEL BAJO PESO
El nacer con un bajo peso está asociado a un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares y respiratorias. Además, "es más propenso a desarrollar hipoglicemia y cuadros intestinales graves", explica Catalán. Otra consecuencia es un menor desarrollo cognitivo. "El bajo peso de nacimiento provoca un alto riesgo de desnutrición a edad temprana. El desarrollo del cerebro durante el primer año de vida es lo que más afecta la inteligencia", explica Daniza Ivanovic, académica del Inta. En esta línea, la investigación de Yale se aventura aún más en las consecuencias: básandose en estudios anteriores, los autores concluyen que pesar 125 gramos menos al nacer reduce en 900 dólares las ganancias de una persona durante un período de 40 años.
"Nuestro estudio sirve para reconocer que hay que implementar medidas serias para evitar la contamianción, ya que afecta enormemente el futuro de los niños", explica Juan Eberhard, economista chileno y académico en la U. de Yale a La Tercera.

AMENAZAS DEL BAJO PESO AL NACER
Respiratorias: Los bebés muy pequeños o prematuros tienden a padecer de dificultades respiratorias, ya que sus pulmones todavía no maduran. Intestinales: Tienen más riesgos de padecer problemas gastrointestinales, como la enterocolitis. Esto puede suceder por una inmadurez del flujo de sangre intestinal. Cognitivas: Los niños que nacen con bajo peso tienen más tendencia a un rendimiento intelectual insuficiente. Se puede revertir con una buena lactancia materna y estimulación.

martes, 7 de julio de 2009

La depresión paterna y el llanto excesivo en bebés

6 de julio de 2009Por Joene Hendry
NUEVA YORK (Reuters Health) - El llanto excesivo de los recién nacidos, conocido también como cólico del lactante, está asociado con síntomas maternos de depresión. Pero un nuevo estudio realizado en Holanda también asocia ese trastorno en los bebés con la depresión paterna.
El resultado de que la depresión paterna continua está asociada con un mayor riesgo de que los bebés tengan cólicos, "haría que se les aconseje a los futuros padres con síntomas depresivos buscar tratamiento", dijo Mijke P. van den Berg a Reuters Health.
El equipo de Van den Berg, del Centro Médico Erasmus, en Rotterdam, evaluó los síntomas de depresión en varios miles de pares padre-madre cuando ellas estaban en la semana 20 de gestación. El 12 por ciento de los padres y el 11 por ciento de las madres tenían signos de la condición mental.
Por ejemplo, respondieron positivamente a preguntas sobre la sensación de soledad, tristeza, desesperanza o inutilidad; y a tener "desinterés" o "pensamientos de que terminaba la vida", precisó el equipo en la revista Pediatrics.
Luego, cuando los bebés de esos padres tenían ya 2 meses, el equipo evaluó las respuestas de los padres sobre el llanto excesivo.
Los bebés del 4,1 por ciento de los padres deprimidos, a diferencia del 2,2 por ciento de los papás no deprimidos, habían llorado por lo menos tres horas diarias durante tres o más días la semana previa.
Esos porcentajes para las madres deprimidas y no deprimidas fueron del 4,8 y del 2,2 por ciento, respectivamente.
El llanto excesivo del bebé fue más prevalente en el grupo de padres y madres deprimidos, aun después de considerar la edad paterna, la educación, la etnia, el género y la cantidad de hijos, y si los padres eran fumadores.
Asimismo, los ajustes de los síntomas depresivos en el otro padre no alteraron esos datos.
Tradicionalmente, la investigación y la práctica clínica se concentró en la influencia de la depresión materna durante y después del embarazo, mientras que "este estudio demuestra que el bienestar mental paterno también tendría que tenerse en cuenta", dijo Van den Berg a Reuters Health.
Se necesitan más estudios para "explicar los posibles mecanismos" asociados con la depresión paterna y el cólico del lactante", agregó Van den Berg.
FUENTE: Pediatrics, julio del 2009

La lengua materna y los bebés

Un estudio comprueba la capacidad universal de los recién nacidos para aprender lenguas
Sin embargo, la adaptación a la lengua materna limita esa capacidad al año de vida
RTVE.ES / EFE BARCELONA 15.06.2009
Los humanos nacen con la capacidad de aprender cualquier lengua del mundo, distinguir sus sonidos y sus diferencias fonéticas, pero al cumplir casi su primer año de vida esta habilidad se ve limitada por la influencia que el idioma materno tiene en el cerebro del bebé en sus primeros meses de vida.Ésta es una de las conclusiones del estudio elaborado por un grupo de investigadores españoles, que indica que tras sus primeros once meses los bebés empiezan a establecer categorías de sonidos, creando un espacio cognitivo y perceptivo más concreto que reduce su capacidad de aprendizaje.El estudio, que ha sido elaborado por Ferran Pons, del departamento de Psicología Básica de la Facultad de Psicología de la Universidad de Barcelona; David J. Lewkowicz, de la Florida Atlantic University (EEUU), y Núria Sebastián y Salvador Soto-Faraco, de la Pompeu Fabra, se publica en la edición digital de la revista PNAS.Estímulos visualesLa investigación se ha llevado gracias a la colaboración de padres que facilitaron la participación de sus bebés: una muestra de bebés de ambiente monolingüe de Barcelona (24 bebés de 6 meses y 24 de 11 meses) y otros 24 bebés de 6 meses y 16 de 11 meses de Florida.Los expertos partían de la base de que cada lengua tiene unos sonidos particulares a los que el cerebro del bebé está abierto, con habilidad para percibirlos, aprenderlos y pronunciarlos."Queríamos explorar el mundo real en el que están los bebés, porque el mundo no es únicamente visual o acústico, sino que es una combinación de estímulos, y hasta ahora los estudios habían explorado una única modalidad", ha explicado Ferran Pons.Según los investigadores, los bebés no sólo escuchan palabras, sino que las ven. Perciben la lengua de forma auditiva y visual: ni escuchan sin mirar, ni miran las caras de las personas que les hablan sin escuchar.Los bebés fueron expuestos a estímulos visuales y auditivos (en concreto, fonemas en lengua inglesa) para estudiar su percepción por los recién nacidos.LimitaciónLa reorganización perceptiva muestra la influencia de la lengua materna en la capacidad de los bebés para captar estímulos auditivos."Es el coste de especializarse en su entorno, según sus habilidades cognitivas; con ello pierdes la habilidad de aprender otras cosas. Un coste que es preciso pagar y sería altamente inadaptativo no hacerlo así", añade Pons, quien indica que el bebé deja de hacer una serie de labores porque no las necesita.A los seis meses, la respuesta de los bebés es "universal", independientemente de su lengua de origen. Así, todos ellos supieron integrar audiovisualmente los fonemas del inglés: eran capaces de percibir la correspondencia entre el sonido del habla y el correspondiente gesto de la cara al pronunciarlo.Pero a los once meses, el proceso de percepción multisensorial de estímulos fue diferente, más selectivo y más parecido al de los adultos, informan las autores del estudio.
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El cerebro del bebé

La mejor manera de abordar las enfermedades mentales, incluso la delincuencia y la violencia en nuestra sociedad, es ocuparnos de los bebés. Durante los primeros dos años, y también el período en el útero, se desarrollan muchos sistemas importantísimos en el cerebro, especialmente los que utilizamos para gestionar nuestra vida emocional, como la respuesta al estrés, por ejemplo. La primera infancia es, en realidad, la base de la salud mental.
Pero los bebés son hasta ahora unos desconocidos. Se suele hablar del desarrollo emocional de los niños pequeños, pero casi nunca se habla de los bebés. Y sin embargo ahora se sabe que durante los primeros el cerebro establece conexiones a la mayor velocidad de crecimiento que jamás alcanzará. De hecho dobla su tamaño! UN periodo tan crucial no nos puede pasar inadvertido.
Sue Gerhardt ha dedicado toda su vida profesional al estudio de los bebés: a la influencia del afecto en el desarrollo emocional de los más pequeños y a sus efectos en la vida adulta. Considerada una de las mayores expertas mundiales en su campo, hoy nos visita en REDES. Con ella hablaremos de la importancia del amor como modulador de cambios cerebrales en los bebés.
También contaremos con las opiniones de Marta Bertrán, Antropóloga de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Ver video en la siguiente página web: http://blogs.20minutos.es/madrereciente/post/2009/07/02/el-cerebro-del-bebao

Publicado el 02-07-2009

Falta de afecto


La carencia de cariño puede producir trastornos en el comportamiento de los niños
Omar Segura 2009-07-04 La Raza

Reportaje especial EFE — La insuficiencia afectiva está directamente asociada al desarrollo de determinadas enfermedades y trastornos. Hay un grupo social de alto riesgo, que son los niños que no reciben diariamente el cariño necesario para tener armonía, tanto en su medio interno, como en el mundo que les rodea.
Entre los más afectados por este problema, según los estudios médicos, figuran los pequeños que han estado recluidos en centros de acogida, muchos de ellos inmigrantes, así como los hijos cuyos padres están encarcelados o los niños pertenecientes a familias con falta de recursos económicos.
“La carencia afectiva influye sobre la calidad de los mecanismos de defensa del niño frente a la infección. El sistema inmune (defensas orgánicas), no responde igual en un niño con este historial que en uno que vive en condiciones normales”, señala el doctor Antonio Muñoz, durante el Simposium sobre Enfermedades Infecciosas y su Prevención en Edad Pediátrica celebrado en el Hospital Internacional Xanit, de Málaga.
Varias tesis doctorales han demostrado que una patología frecuente asociada a la carencia afectiva es el retraso en el crecimiento, debido a una inhibición del sistema hipófiso-adrenal, que en casos límite puede impedir la producción adecuada de ciertas hormonas, dando como resultado niños con una talla inferior a la normal.
Asimismo, se ha observado que la presencia de infecciones es más frecuente, y que la adaptación a los cambios de luz y oscuridad es más lento, ya que la melatonina (hormona que regula este tipo de cambios), está muy por debajo de la que se correspondería con la de un niño normal a esa edad.
Los trastornos en el comportamiento son otro tipo de patología asociada, producidos por un grado importante de estrés y de ansiedad. Según indica el doctor Muñoz, los niños “pueden estar sometidos a un estrés crónico o de tipo psicológico y emocional, que menoscaba su tipo de respuesta inmunitaria”.
Según un reciente trabajo de investigador Edward Bovard, “el ser humano cuando es receptor de una caricia verbal o física, un órganos de su cerebro denominado hipotálamo paraliza la liberación de una hormona específica que está siempre presente en niveles muy elevados, en aquellas personas que son propensas a sufrir infartos o derrames cerebrales”.
Además, otros estudios señalan que abrazar, tocar, besar, acariciar o masajear, así como demostrar ternura a la pareja, familiares y amigos, aumenta las defensas orgánicas, libera el estrés, aumenta la confianza en uno mismo y favorece la relajación, al activar la circulación sanguínea, favorecer que el cerebro produzca hormonas y sustancias beneficiosas.
Para el formador en programación neurolingüística (PNL) y análisis transaccional, Álex Rovira Celma, autor de libros de autoayuda de referencia como “La Brújula Interior”, “la persona precisa del contacto con los otros a través del afecto, la ternura, la caricia, la mirada, la palabra o el gesto, para crecer, desarrollarse y sobrevivir”.
Según el experto, los estímulos positivos o negativos, es decir las “caricias”, que recibimos de los demás son determinantes en nuestra evolución como personas, y los trabajos de numerosos psicólogos han demostrado que la falta de caricias, puede provocar en el bebé un retraso en su desarrollo psicológico y una degeneración física que le lleve a la muerte a pesar de tener el alimento y la higiene necesarios para sobrevivir.
Cuando una persona no recibe la cantidad mínima de caricias adecuada, entra en un proceso de enfermedad y muere, y esto puede ser válido a cualquier edad, según el experto, según el cual “nacemos hombres y mujeres, pero devenimos humanos gracias a la caricia, el cuidado, el afecto, la atención, la ternura, la compasión y la gratitud” que damos y recibimos.

La primera Enseñanza


La evidencia científica muestra que la etapa crucial del crecimiento humano es la infancia temprana. Varias obras sociales trabajan en ese sentido.
Sábado 13 Junio 2009

¿Educar a partir de los 3 meses? Cualquiera pensaría que se trata de una exageración. Sin embargo, hoy se considera que la enseñanza debe comenzar a esa edad, pues la primera infancia, de 0 a 6 años, es la etapa crucial del desarrollo del ser humano. Años atrás se creía que la etapa clave era el bachillerato y luego se pensó en la primaria. Pero este discurso cambió debido a la creciente evidencia sobre los problemas de rezago de algunos niños, especialmente los de escasos recursos, cuando inician su escolaridad. Desde muy pequeños éstos son desatendidos, no cuentan con juguetes que los motiven y crecen sin un adulto que los ayude a socializar apropiadamente. "Cuando ingresan a la primaria a los 6 años ya presentan problemas de desarrollo -no saben autorregularse, no tienen capacidad de jugar con otros, ni pueden concentrarse- que marcan su desempeño", dice Milagros Nores, investigadora del National Institute for Early Education Research.
Este atraso tiene tanto impacto en el desarrollo posterior que, según Nores, se puede equiparar al de una discapacidad. Explica que si un niño a los 6 años nunca se ha sentado frente a un profesor o ha visto un libro, el riesgo de deserción escolar será muy alto. Mary Eming Young, pediatra y funcionaria del Banco Mundial, sostiene que en el largo plazo cuando entran a la fuerza laboral, reciben los salarios más bajos. Luego, cuando son padres, pasan su pobreza a sus hijos. "Todo indica que en la primera infancia, en este momento crítico del desarrollo cerebral, el lema es 'use el cerebro o piérdalo'", afirma Young.Con esta evidencia no es raro que muchos hoy estén enfocados en esta etapa de la vida. Shakira es una abanderada de la causa y con el movimiento Alas, que agrupa otros artistas, busca captar la atención de los líderes latinoamericanos sobre la importancia de dar igualdad de competencias y oportunidades a los niños de estos países. La Fundación Carulla también se alineó con el tema. Desde hace un año pasó de otorgar becas de estudio a empleados de bajos recursos -lo cual venía haciendo desde 1961-, a invertir en los niños de 0 a 6 años con la iniciativa aeioTu, presentada el viernes pasado.Se trata de centros donde se combina educación de calidad con nutrición, lo cual, según las investigaciones, es una estrategia mucho más efectiva que la de sólo ofrecer dinero o alimento, como sucede en programas como el de Madres Comunitarias. "Estos sí ayudan a cerrar la brecha entre ricos y pobres, pues cuando la intervención comienza temprano, el niño tiene más posibilidades de desarrollarse mejor en el futuro", dice Samuel Azout, presidente de la junta directiva de aeioTu.No se trata de hacer estimulación temprana. Para Nores, este término se queda corto a la hora de explicar la atención que un niño debe recibir antes de llegar al colegio. La intervención educativa se hace de acuerdo con la edad y con objetivos concretos que fomenten el desarrollo cognitivo y emocional. En el caso de aeioTu, la fundación Carulla puso en práctica el modelo Reggio Emilia, que se caracteriza, entre otras cosas, por respetar los tiempos y los intereses de cada niño y por el papel del maestro como guía del proceso.El tema no es nuevo. A comienzos de los 70 ya se hablaba de intervención en edad temprana. Pero tres décadas más tarde, cuando los estudios longitudinales comenzaron a arrojar resultados sobre el impacto de dejar a los niños pobres desatendidos en estos primeros años, fue cuando recibió la atención debida. "Las investigaciones mostraron que cuando había intervención se reducían dramáticamente los índices de criminalidad de una sociedad", dice Nores. Otros trabajos muestran que por cada dólar gastado en niños de esta edad, el beneficio para la sociedad es 17 veces mayor. El reto ahora es buscar que los gobiernos entiendan la importancia de darles un campo de juego educativo justo a todos los niños, sin importar donde nacieron. Eso implica no sólo ayudar a los pequeños, sino también a sus padres, quienes sortean a diario todo tipo de obstáculos para sostener a sus familias. Porque una cosa es clara: la educación es un agente de equidad, pero si no se interviene temprano, muchos, a los 6 años, ya tienen muy pocas posibilidades de jugar en franca lid y mucho menos de ganar el partido.
Publicado en www.semana.com